El color puede manejarse, por un lado como hecho físico, y por el otro, como reacciones perceptuales, dadas por interpretación de ilusiones ópticas. Como resultado de esto, pueden darse apreciaciones y opiniones diversas, junto a lecturas diferentes, si no contradictorias debido a la dimensión subjetiva que acompaña en todo momento al color.
Toda medición de cualidades claro-oscuro se puede referir a una escala de ligero-pesado. Las comparaciones de claro-oscuro y ligero-pesado conducen fácilmente a la de suave-duro; o también, rápido-lento y temprano tardío se relacionan con joven-viejo y cálido-frío, así como con húmedo-seco. De estas polaridades cromáticas, una de las más conocidas es el contraste de temperaturas cálido-frío.
Los términos “cálidos” y “ fríos” apenas se refieren a los matices puros, parecería que el rojo es un color cálido y el azul es frío. Los dos términos parecen adquirir su significado cuando se refieren a la desviación de un color dado en la dirección de otro color. Por asociación con la luz solar y el fuego, llamamos colores cálidos a aquellos que van del rojo al amarillo , y por asociación con el agua, el hielo y la humedad, llamamos colores fríos a las gradaciones del azul al verde.
Pero las diferencias entre los colores cálidos y los fríos pueden ser muy sutiles. Un amarillo o un rojo azulado tienden a ser fríos, como también un rojo o un azul amarillento. Por el contrario un amarillo o azul rojizo parecen cálidos. El que determina el efecto no es el color principal puro, sino el color cuyo matiz se desvía ligeramente hacia la calidez.
Un azul rojizo parece cálido, mientras que un rojo azulado, parece frío. Además las mezclas de dos colores equilibrados o en iguales proporciones, no manifiestan claramente su temperatura. El verde, mezcla de amarillo con azul, se aproxima más al frío, mientras que las combinaciones de rojo con el azul para dar el violeta, y con el amarillo, para dar el naranja, generalmente tienden a la neutralidad o a la ambigüedad.
La expresión del color y su temperatura en particular, no se aprecian sólo por su matiz, sino también por su luminosidad y saturación. La división de los colores en cálidos y fríos radica simplemente en la sensación de color y experiencia humana.